Todos los períodos históricos han dejado su huella en el territorio de la ciudad de Kaštela; el hombre primitivo de la Antigua Edad de Piedra cazaba aquí (cueva Mujina Pećina en las laderas occidentales con hallazgos que datan del año 45.000 a.C.).
En el Kozjak todavía se encuentran numerosos hallazgos que datan del período ilirio.
Durante el dominio griego y romano, Kaštela experimentó un florecimiento económico y un crecimiento civilizatorio, como lo testimonian los restos de muchas villas de la antigüedad y del asentamiento de Siculi, situado en Resnik.
En el siglo VII, los croatas habitaban las suaves laderas del Kozjak, como lo testimonian las iglesitas paleocroatas, como testigos mudos de esa época.
Los nobles de Trogir y Split, junto con los altos dignatarios eclesiásticos, construían castillos a la orilla del mar o en los acantilados para proteger la cosecha y a los campesinos. Todo eso lo hacían con el beneplácito de las autoridades venecianas. Así los palacios fortificados (castillos) funcionaban realmente como fortalezas con sus torres, fosos, troneras y puentes levadizos hacia el continente. En el lado que da al mar se construían al estilo de las casas de verano renacentistas, con amplios ventanales y balcones. Los moradores de las antiguas aldeas situadas en las laderas del Kozjak alrededor del castillo buscaron refugio y seguridad y construyeron nuevos asentamientos fortificados.
La agricultura, la olivicultura y la viticultura han sido las ramas más importantes de la economía y las bases del poder económico de esta área durante siglos. Esto lo atestiguan las grandes iglesias con campanarios (que decoraban artistas famosos de la época), las ofrendas votivas de plata y oro que aún se conservan en los tesoros de las iglesias, y los trajes regionales conocidos por sus adornos y bordados de oro.
Alrededor de los 16 castillos se construyeron siete pueblos: Kaštel Štafilić, Kaštel Novi, Kaštel Stari, Kaštel Lukšić, Kaštel Kambelovac, Kaštel Gomilica y Kaštel Sućurac, que crecieron, se desarrollaron y finalmente se fusionaron en la ciudad de Kaštela. En sus centros urbanos han conservado hasta hoy la arquitectura autóctona dálmata, las casas con solari, balature, tabernas, callejas y plazas.